10
Jun
2018

Casandra

Como la mujer más noble, todo Hellas te elogió, Casandra.
Hija del rey, esplendor de Troya y Priam.
Aprendí el oficio de las armas de Penthesilea.
Y en el templo, cuán dulcemente alababas a Atenea.

Decían que eras hermosa, como Afrodita,
y Apolo, el dios, se enamoró locamente.
Recibiste de él un regalo, raro y precioso:
ver en el futuro lo que ningún ojo puede.

Oh, tan orgullosa, en vano fue su cortejo.
Profundamente despechado, él te escupió en la boca.
¡Oh!, una terrible maldición: serías vidente,
pero nadie te creería jamás.

La gente no quiso escuchar tu advertencia
y Troya se hundió en una guerra horrible.
Viniste a Micenas y los serviste como esclava.
Allí te apuñalaron, porque sabías demasiado.

¡Oh, Casandra! Ojalá te hubiesen creído,
hubiesen aprendido, serían finalmente razonables
y la gente proscribiría la guerra.
Entonces, Casandra, tu advertencia no habría sido en vano.

Revisado por mi amiga Puri Gutiérrez
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